Necesitamos la prohibición
Para sentirnos libres transgrediéndola.
Necesitamos la ira
Para, después, sentir la paz.
Necesitamos la necesidad misma
De una manera tan atroz
Que ni siquiera nos damos cuenta
Y vamos dando tumbos por la vida
Como absurdas marionetas,
Faltos de algo que desconocemos
Y buscamos ciegamente hasta morir.
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