viernes, 20 de mayo de 2011

El futuro está aquí


Decían que no teníamos futuro. La generación sin motivaciones, la generación a la que se le había dado todo hecho: una sociedad bien perfeccionada, con infinidad comodidades y posibilidades, con la capacidad de elegir entre miles de opciones: el color de tus pantalones, la marca de tu refresco, el banco al que rendir pleitesía el resto de tu vida, todo patrocinado por la seguridad de un sistema que te promete “un mundo feliz”. Y parecía que lo habían conseguido...


Pero las cosas cambian, amigos, y a veces la marea no se puede detener. Esta vez ha sido una marea de jóvenes desencantados y subestimados, una generación sobradamente preparada que ha sido prácticamente obligada a vivir al margen de la verdadera sociedad, ¿Quién quiere estudiar una carrera para ingresar automáticamente a las listas del paro?¿De qué sirve escribir o cantar o dedicarse a cualquier otro arte con un sentido medianamente crítico si es ignorado por los medios de comunicación que están en manos de los mismos de siempre?


Llegó facebook como colofón de las redes sociales, el gran triunfador mediático de este movimiento, trayendo una especie de democratización, un lugar en el que todos se pueden comunicar y compartir de manera independiente. Porque, como bien comentaba con mi amigo Rafael Lechugo, esta revolución es la de las nuevas tecnologías, en la que todo el mundo tiene acceso a una cámara, a una conexión a Internet y de ahí que miles de personas se reúnan en una plaza sin necesidad de ningún cartel y sin la publicidad de los medios tradicionales. Han intentado jodernos con la ley Sinde con excusas tan estrafalarias que provocaban una inevitable carcajada, han intentado prohibir la música en las calles de nuestras ciudades y, gracias a dios, no lo han conseguido.


Ahora me voy a Sol de nuevo, a sentarme en una plaza que también es mía y de todos los ciudadanos, una plaza que nos querían quitar para ofrecerla como escaparate a los turistas, al igual que media ciudad de Madrid. Voy a salir ahí a protestar y a formar parte de este movimiento de personas (personas, no partidos, ni ideologías) y a dejar bien claro que esto no es una revancha, que por mi parte no pretende ser eso, que simplemente es la voluntad de seguir hacia adelante, de adaptar la sociedad global al mundo que está cambiando (yo no quiero que cambiemos el mundo, solamente abogo por nuestro cambio; somos nosotros los que debemos cambiar para que este planeta no vuele en pedazos cualquier día de éstos), la voluntad de un relevo generacional en todos los ámbitos que tenía que ocurrir irremedablemente, tarde o temprano.


Así que ya sabéis, queridos, decid adiós al siglo XX. Hoy abro los ojos y creo ilusamente en la posibilidad de un mundo mejor y más justo.



¡Nos vemos en la plaza!



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