lunes, 4 de julio de 2011

3429



"El suicidio, primera causa de muerte externa este año en España" La Vanguardia, 4 de julio de 2011

3429. A través de ventanas y acantilados, con cócteles de bárbituricos o simplemente dejando el gas encencido, ahorcándose, electrocutándose en la bañera, cortándose las venas, pegándose un tiro en la boca. 3429 almas en pena. 3429 que tiraron la toalla. 3429 que dieron su última llamada de atención para no ser olvidados; pero aun así serán olvidados. Solo se recuerda un número en el periódico, algo para entretenerse mientras uno toma el café por la mañana antes de irse a trabajar. Pero en realidad es triste, muy triste. Reúne a 3429 personas en una plaza a que se quiten la vida así, sin más. Cada uno con su utensilio o su método, de la manera que más le guste, pero ojo, sin connnotaciones políticas ni mierdas de ésas. Nada de reivindicaciones ni discursos demagógicos, simplemente irse todos “pal otro barrio” como quien dice, como estos japoneses que quedan por internet para suicidarse cada uno en su casa, tranquilamente.

Pero, ahora fuera de coña, deberíamos preocuparnos, preocuparnos mucho por esta situación. Este año se han quitado la vida 3429 personas solamente en España, ¿cómo es eso posible?¿cómo hay tanta gente luchando por sobrevivir y tanta otra que hace todo lo contrario?¿qué pasa si el año que viene son 4500, y al siguiente 8000? Es la enfermedad de la desidia y la desesperanza, la depresión, la sensación de vacío, de inutilidad. Sé más o menos de lo que hablo: he padecido esos síntomas durante años y los sigo padeciendo de vez en cuando. Se podría decir que lo llevo escrito en mis genes; en mi familia hay un largo historial de autodestrucciones varias y es normal que cuando vea la cantidad absurda de almas que se han volatilizado voluntariamente durante el año, me sienta tocado por ello.

Sin embargo, para la opinión masiva, esto es (de momento) una curiosa anécdota. Es mucho más trágica la noticia de los 4 militares colombianos que han muerto en un accidente de helicóptero sirviendo a la Madre Patria (española, claro), los setecientos y pico asesinados de ETA a lo largo de nosecuántos años, el desastre del 11 S (o del 11 M, escojan el que más les guste), o que al jugador de fútbol de turno le dio un paro cardiaco en un partido de tercera división. No es mi afán desmerecer la muerte honorable de la gente, ni ninguna tragedia o desgracia. El que la tiene cerca la siente más, es así de simple. Lo que quiero destacar es que el suicidio (que no la inmolación o la eutanasia por una enfermedad terminal), el suicidio sin más no se puede manipular políticamente, y por esto mismo no es interesante para los políticos y prensa en general.

El que se suicida se suicida porque no ve futuro. Y no ver futuro en la existencia es un fatal síntoma que nuestra sociedad está mostrando cada vez más. No paro de escuchar en las conversaciones de la gente, “está todo inventado”, “ya no podemos hacer nada nuevo”, “el mundo está estancado” y yo me callo y pienso para mis adentros que toda esa gente se equivoca, o al menos quiero pensar así. Por eso veo a estos del 15 M o democracia real y, aunque no comparta gran parte de su ideario y la moralina que desprenden, me infunde una pequeña esperanza en que algunos creen todavía en la vida en el más acá. Recuerdo que una vez leía un artículo sobre un escritor (del que ahora no recuerdo el nombre) que defendió toda su vida el derecho al suicidio. Yo no voy a decir ni una cosa ni la otra: tan sólo que aquel aclamado escritor “suicidista” se murió de viejo. Saquen conclusiones...


Así que desde aquí todo mi ánimo a los suicidas del mundo. En vuestro caso la excepción confirma la regla: dejad para mañana lo que podáis hacer hoy.

2 comentarios:

Natalia dijo...

ostias! que barbaridad...3429 es mucha gente triste, agotada,jodida y sin esperanza.....es mucha gente....

Anónimo dijo...

Te quiero. Chuster.