sábado, 12 de marzo de 2011

La vida del artista

Un día decidí que quería ser poeta (o, más bien, que no tenía otro remedio). Por el camino, aparte de perder a casi todos los amigos que tenía, he sido estafado, robado, engañado, humillado, insultado y lo que es peor, ignorado. Me han llamado inútil, vago, caradura, farsante, cuentista, holgazán, cantamañanas; me han dicho que lo deje, que no merece la pena mi lucha, que acabaré siendo un vagabundo, una sabandija, una sanguijuela, en fin, un parásito. Mientras tanto, he visto gente a mi lado llenarse los bolsillos con mentiras entre los vítores y aplausos del respetable; he visto como la suerte pasaba de largo ante mis ojos mientras yo me conformaba con las sobras, he vaciado todas las plazas, todas las salas, he recibido abrazos que eran puñaladas, he confiado en mis enemigos y les he enseñado todas mis cartas como buen iluso que soy (y seguiré siendo).

A fuerza de hostias he aprendido a sonreír con el cuchillo clavado en la espalda, a aceptar las trampas de los otros, a mantener la calma cuando me estampaban la mentira en la cara, a poner a raya mi orgullo frente a la injusticia que me oprimía. He derramado lágrimas como para llenar una piscina municipal y roto mis nudillos contra las paredes, he sufrido ataques de ansiedad y de euforia, he considerado la idea de terminar con todo (y quiero decir con TODO) más de una vez, pero pocas personas han tenido ocasión de verlo. No creía que mi desgracia fuese una mercancía demasiado valiosa, que fuese un atributo digno de mostrar a la galería como si ésa fuese mi mayor obra de arte, pero nunca se sabe...

Quiero convencerme de que la cosa no va por ahí, aunque me pregunto si esa ansiedad y esa tristeza se presentarían en mi alma si yo fuese un artista reconocido, si cobrara lo que creo merecer por mi trabajo, ¿no buscaría otros motivos para ser un desgraciado, para sentirme maldito?¿No es cierto que hay numerosos artistas exitosos carcomidos por la infelicidad? Puede que me quedase sin argumentos, sin temas de los que hablar. Es más: la felicidad nunca fue algo demasiado atractivo en mi imaginario, ya que siempre he considerado ésta como una quimera. Pero, ¿tienen algo que ver la felicidad y el éxito? Ciertamente, cada vez tengo más dudas de ello... Lo único que está claro es que este blog tiene aproximadamente 7 u 8 lectores y eso, indudablemente, no es un éxito considerable.

Sin embargo, en este momento la gratitud no cabe en mí: sé que son 7 u 8 personas, pero cada una de ellas piensa más y mejor que 500 de las que compran novedades en las librerías. Chúpate esa, Dan Brown...

4 comentarios:

Mr. Lech dijo...

Don´t be such a drama queen. jaja!

Guille dijo...

Ya somos 9 artista, ya me gusta leerte, pero no te lo tomes como un éxito, a ver si voy a tener que dejar de leerte.

Natalia dijo...

yo creo que tener a alguien que te escuche, o te lea en este caso, ya es todo un éxito...

Alen dijo...

Será porque estoy lejos de casa y leer algo en mi propio idioma me entusiasma o simplemente porque lo que aquí leo me parece ingenioso y divertido. El caso es que te has ganado otro lector, Mario.