jueves, 5 de mayo de 2011

Mundo absurdo


Empieza la campaña electoral, amigos!


Más derroche, más promesas, más parafernalia, más mentiras... caminando por Callao me encuentro un monstruoso escenario digno de los Rolling Stones; un equipo de unas treinta personas yendo y viniendo, colocando micrófonos, tirando cables, poniendo sillas, ajustando paneles... no me quiero imaginar el presupuesto que maneja esta gente... para vender humo.

Y no sé por qué me da que a estas alturas ya nadie se va a creer nada de lo que digan, da igual cuántos decibelios tengan sus altavoces y lo grandes que sean sus pantallas; me da que las siglas PP o PSOE ya no significan nada para la gran mayoría, ¿a quiénes van a votar, a los que se metieron en la crisis o a los que no saben salir de ella?¿Cómo van a confiar en organizaciones que recortan el gasto social alegando falta de medios y, al mismo tiempo, firman facturas millonarias para eventos electorales?¿Es que estamos tontos o qué?

Babilonia está a punto de estallar. Hay músicos pidiendo limosna cada diez metros desde Gran Vía hasta el Palacio Real, y mimos, y payasos, y tullidos, y mendigos que venden ceniceros hechos con latas de cerveza, y “voluntarios” de Greenpeace y Cruz Roja y Acnur y Adena que te culpan por el lamentable estado del planeta, y hombres-cartel amarillos rezando “se compra oro” en cada esquina. Todo esto para nada; un millón de profesiones inútiles manteniendo un sistema más inútil todavía, todos pendiendo de un hilo a punto de romperse, todos educados y bien plantados hasta que la bomba estalle, el castillo de naipes se derrumbe y se conviertan en animales furiosos y salvajes, y luchen a puñetazos, patadas y mordiscos, con los ojos inyectados en sangre, por una miserable brizna de pan.


Pensando en cosas tan agradables iba caminando por el metro y de pronto me ha asaltado un grupo de comerciales analfabetos que querían enseñarme a leer. Casualmente he recordado a mi profesor de Lengua en el instituto: a él le sudaba la polla que aprendiésemos a leer o no. Leer es tan importante como caminar pero nunca quisimos valorarlo. Este profesor nos parecía cojonudo porque no nos exigía nada, porque no se preocupaba de enseñarnos nada, y ahora veo a esos tipos vendiendo la virtud de la lectura como una mercancía y me imagino a alguno de mis excompañeros más palurdos de la clase gastando sus ahorros en aprender a leer o, incluso, trabajando en esa empresa, y me digo, ¿es que estamos tontos o qué?


Recuerdo, en este momento, que otro día hace no mucho, me asaltó un tipo del Círculo de Lectores intentando venderme libros que, evidentemente, ni siquiera había leído. Me decía títulos de Dostoievski y Proust y Poe y ni siquiera sabía explicarme de qué coño iba la historia. Otra vez un tipo de la mierda esa de CEAC intentó venderme un curso de psicología: cuando le pregunté por Freud me dijo que no sabía quién era ese hombre...


Ya, me he ido por las ramas, pero no os ofendáis: leer esto os sale gratis. Sólo reflexionaba acerca de lo absurdo que me parece todo hoy en día. Gente vendiendo a otra gente cosas que no necesitan para poder comprar lo que sí necesitan a otra gente que no se lo quiere vender; miles de toneladas de pan y fruta pudréndose en vertederos suizos o austriacos o españoles (vean el documental “We feed the world”) y millones de personas muriéndose de hambre en el otro extremo del planeta. El que fabrica tus zapatos camina descalzo. Piénsalo.


Y eso es todo por hoy.

2 comentarios:

Sr. Lechugo dijo...

Me has conmovido el corazón. jaja

glopika dijo...

Directo, claro y a la mandíbula. Estupendo