sábado, 25 de junio de 2011

A vueltas con la revolución (o pensamientos de un lobo vegetariano)


Vamos a hacer un campeonato a ver quién es más revolucionario. Si no eres tan revolucionario como yo ya no eres mi amigo. Me haces sentir acomplejado por no ser tan revolucionario como tú. Si fueras verdaderamente revolucionario llevarías la chapita de la revolución en tu jersey o, por lo menos, la pancarta de la revolución en tu perfil de facebook. Mi canción de la revolución es mucho más revolucionaria que la tuya aunque yo no pudiese estar en la revolución porque tenía un resfriado. Hay que hacer pancartas de la revolución y llevar todos un paraguas del mismo color (color revolución, preferiblemente) para que se vea que somos la revolución. Hay que meterse en facebook y darle a “me gusta” en Spanish Revolution (a Mark Zuckerberg le encanta) o comprar un iphone para actualizar el estado de la revolución cada cinco minutos. Esto van dos revolucionarios y hacen un consenso, pero uno muere atragantado por un hueso de aceituna. Hagamos millones de propuestas revolucionarias y leámoslas por los siglos de los siglos: creemos el dogma del futuro que oprima a las generaciones venideras para que puedan hacer sus propias revoluciones. Mi abuela es más revolucionaria que mi hermano pequeño, pero él tiene más futuro que ella (es una cuestión de simple matemática). Hay que hacer las cosas por la causa sin pensar en el efecto, ¿quiénes son los verdaderos revolucionarios, los que empiezan la revolución o los que la siguen cuando los primeros abandonan? Revolución + Revolución / Revolución = Revolución.


Las ovejas por fin han abierto los ojos y quieren dirigir ellas mismas su rebaño.


Yo soy un lobo que se hizo vegetariano y mira a las ovejas con simpatía (y les desea suerte).

2 comentarios:

Natalia dijo...

y a nadie le da la sensación de que esta revolución se está estancando...

Mario Boville dijo...

No es la sensación de que se esté o no estancando la mal llamada revolución, sino el aprovechamiento de ésta por parte de oportunistas, parásitos energéticos y ególatras en general que no ven otra manera de destacar (y esto te lo dice el más oportunista, parásito y ególatra de todos). La revolución está dentro: co nsiste, ante todo, en ser fiel a uno mismo. Pero eso es más complicado de lo que parece...