Volviendo de Reynosa hacia San Fernando, en el estado de Tamaulipas colindante con USA. El territorio fronterizo es desolador, como si la cultura gringa desbordara la frontera, un territorio sin alma, sin identidad, poblado de fantasmas. Por eso llaman pochos a los habitantes de esta zona, que no son ni mejicanos ni gringos. Algunos (de hecho, los pocos que se lo pueden permitir) viven en ambos países cruzando continuamente la frontera.
La ciudad de Reynosa es grande pero impersonal, rodeada de megacentros comerciales y hoteles y el fantasma del narco que asola todos los pueblos sin protección, viviendo una guerra de la que nadie habla, pero que atestiguan los militares armados en las calles y los continuos controles y el miedo que se respira en el ambiente.
Esto es como el salvaje oeste de las películas que veía de pequeño: reza para que no te persiga la policía, reza más todavía para que no te encuentren los mañosos. Cuando se ponga el sol, ni se te ocurra pisar la calle si quieres volver entero a casa. Y si lo haces atente a las consecuencias...
2 comentarios:
Estás afilando palabras peligrosas muy lejos de esta ciudad. Sigo al escucha de tus punzantes historias.
haz canciones en plan manu chao de esas movidas...en plan señor matanza... que luego vuelves y te forras ;)
no .. en serio : mucho cuidao chaval!
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